No estaba previsto, mi idea era volver a encontrarme con mi amado, el desierto, esta vez en un lugar nuevo, en Libia y recorrerlo despacio, durmiendo en tienda de campaña, disfrutando cada noche y cada amanecer de los colores de las dunas, pero me he visto obligada a cambiar de planes a última hora, forzada por los acontecimientos y el castigo que nos impone a todos "el que decide"... que decidió que los visados concedidos son papel mojado.
Teherán, Shiraz, Persépolis, Yazd, Isfahan, nombres míticos de ciudades que caminan por los vericuetos de mi memoria de la mano de libros, películas, músicas...
Alguna fuerza extraña me empuja hacia oriente una vez más y yo... me dejo llevar. Llena la mochila de hermosos pañuelos, un par de libros, viejos amigos, para releerlos más cerca de los paisajes que describen y un precioso cuaderno, a estrenar, un regalo: "para tu próximo viaje, mamá".
A la vuelta os contaré todo lo que mis cinco sentidos, bien alerta, consigan captar. Hasta pronto, amigos...khodaa negahdaar.
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